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La economía en la pareja

La pareja… nótese que si bien hablamos de dos individuos, lleva por número el singular, y es en sí misma UN objeto de estudio e investigación que los terapeutas entendemos como una unidad.

Así como uno observa los diversos estadios y etapas por los que transitan en la dinámica afectiva (y que tanto nos hace reír cuando la caricaturizamos…); la pareja pasa por etapas económicas que también pueden detectarse, e incluso presentar disfunciones o estancamientos en su progreso.

En la convivencia uno va ganando confianza a partir del factor tiempo (sabio develador de realidades) que con su paso justifica nuestra elección de pareja…o al menos no nos da motivos para deshacerla!.

Esta confianza y afiatamiento se ve reflejada en el uso y administración del dinero.

Luego del galanteo previo al compromiso (todavía existe? El galanteo, digo) que hace que el varón invite o se haga cargo de la mayoría de las salidas, viene un momento en que los ya novios comienzan a revelar sus posiciones económicas con menos pudor. Uno se empieza a mostrar más cómo es…y esto incluye cuánto dinero tengo, cuánto me gustaría tener, cómo lo administro. Es el momento donde nos damos cuenta si es comprador compulsivo, tacaño, demasiado ahorrativo o panicoso frente al gasto, eterno deudor por exceso de fe “Dios proveerá…” y entre otras cosas si el que nos invitaba era él o sus padres. Lo mismo corre para con la mujer por supuesto.

Una vez que la convivencia comienza, todavía cada una de las partes suele administrar su propio dinero.

Ya se juntaron “las pilchas” pero no las Cajas de Ahorro…

porque si bien cada etapa puede registrarse en un calendario, las etapas psicológicas no son tan claras y se superponen hasta reemplazarse.

Esto sigue dando seguridad y sentimiento de contorno pero también conlleva a algunas molestias. Ej. Yo podría vacacionar el un All Inclusive de Bahamas, pero él /ella en un camping…o, ajustándose un poco, en un dormi de Mar Chiquita…Cómo pensamos nuestra vacaciones?? Nivelando al sueldo más bajo? Haciendo un convenio de palabra que a Bahamas pero de invitado y después ¿me lo devuelve?

Luego de la etapa de economía individual, se registra un momento mucho más operativo que es el “fondo común. Esto les ahorra el fatídico momento donde una persona “le cobra” la mitad de la comida del delivery o divide la cuenta del plomero.  Los dos van dejando en una cajita determinada cantidad de pesos que juntan y gastan para usos comunes sin tener que dar demasiada cuenta de él. Cuando se termina se vuelven a colocar equitativas partes. Ya se advierte mayor descontracturación y confianza a la hora de “dejar administrar”..

Este proceder les  devuelve una  sensación de ilusoria unidad …o, mejor dicho una transición hacia la unidad.

Muchos pacientes refieren otro típico caso, que ejemplifica los malestares que podría acarrear este estadio: el de vamos al super juntos y pagamos a medias…pero no pensé que íbamos a comprar caviar,  jamón serrano y langostinos…Tu “medio” es mi “doble” en relación a lo que gastaba o el valor que le confiero a la lujuria culinaria..

Es probable que si hay amor, confianza y  plena convicción de que no siempre los esfuerzos laborales del otro  se proporcionan con los sueldos que percibe, uno ya esté preparado para avanzar a otra etapa.

La madurez económica de una pareja tiene que ver con construir una identidad económica que los defina no como la suma de dos individuos, sino con lo que esa pareja dispone, más allá del origen inicial de ese dinero.

Es el famoso “lo tuyo es mío; lo mío es tuyo”, “Qué bueno lo que tenemos” o “lo que nos vamos a esforzar por ahorrar o invertir!”

Atenti: lo tuyo es mío no quiere decir que lo administra uno, sino con la absoluta participación y anuencia de los dos. Lo administra “una pareja”.

La pareja madura afectivamente queda reflejada en la madurez económica que alcanza. La pareja que pudo hacer un vínculo de amor y de respeto suele tener en cuenta las necesidades del otro, y encuentra gusto en destinar cierta parte del dinero en abarcarlas. A veces sobreviene una época donde uno “sponsorea” ese posgrado o curso del partener, o el estudio de grabación para que su cd finalmente vea la luz y nos traiga satisfacciones de todo tipo en el mejor de los casos. Uno siente que verá los frutos de la inversión más tarde, y que será parte de eso.

Los conflictos en relación al dinero develan, como todo síntoma, acerca de conflictos inconcientes individuales o grupales en relación al fluir del  “toma y daca” con el mundo. Habla mi sensación de abundancia (real o ilusoria) o permanente insatisfacción demandante. Habla de la confianza en los propios recursos y la posible contención de los otros o de la fantasía del peligroso vaciamiento a la hora de dar o recibir. Esto lo reproduce un psiquismo individual o una pareja al modo de “folie de deux” (locura de a dos).

Lic. Paula Mayorga