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Entre la paranoia y la negación

Ya no hay dudas “la gripe porcina se instaló entre nosotros”, y con ella se despertaron entre los argentinos dos tipos de reacciones:

  • la paranoia, el miedo desmedido, la visión apocalíptica del futuro
  • la negación extrema del “no pasa nada”, acompañada por descuidos importantes.

Siempre que llegan el dolor, la enfermedad, la muerte y todo aquello que afecta profundamente de modo adverso a un grupo humano, nacen rituales, conductas sociales y operaciones simbólicas que tienen por finalidad deshacerse de la desgracia, expulsar el mal y fijarlo a algún objeto lo más lejano posible.

Es que la enfermedad y el temor a ella, movilizan en el hombre un miedo muy primario que es la angustia de muerte.

Por eso, ambas respuestas mencionadas son naturales y propias de un primer momento del atravesamiento de la situación de crisis.

Con la” Paranoia”  ponemos lo malo y dañino afuera y quedamos “aparentemente” preservados del mal.

Pero esta conducta puede llevar a situaciones extremas de discriminación y egoísmo, como atacar a piedrazos a un micro para que no entre en una ciudad porque trae una persona enferma; reunirse un consorcio de un edificio para ver qué medidas tomar con una familia que padece el mal; y sin ir tan lejos mirar fijamente a una persona que acaba de toser con la intención de que se incomode y se baje del tren, etc.

De esta manera ubicamos lo persecutorio en las personas enfermas, o aparentemente enfermas , logrando calmar nuestra ansiedad.

Si “ellos”  están lejos, yo no me voy a enfermar.

Es característico de las primeras etapas del impacto, la necesidad de “encontrar un culpable”, situación que como mencionamos puede generar conductas irracionales que obturen el pensamiento claro y donde las opiniones de los especialistas sean desoídas.

Dijo Ana Quiroga en una entrevista realizada en estos días “ en contextos de inseguridad e incertidumbre se da un fenómeno de identificaciones masivas en que uno realimenta el temor del otro, generando situaciones de malestar generalizado”

En el otro extremo tenemos otra de las respuestas “normales” ante una situación de alto impacto que es la Negación, de la mano de la omnipotencia del “ a mí no me va a pasar , acá no va a llegar, es una gripe como todas, no es nada , mirá como sigo saliendo sin miedo y no pasa nada, no seas tonto.” etc., etc.

Las dos reacciones son parte del proceso de elaboración, parecen muy distintas pero apuntan a lo mismo “controlar el miedo y la ansiedad que se provoca cuando se nos mueve el piso y la estabilidad conseguida “

La historia nos da muchas nuestras de que cuando la vida se percibe como precaria muchas personas se vuelven egoístas, insensibles y hasta crueles en sus procederes, se genera el “sálvese quien pueda” sin importar quién pudiera quedar en el camino.

Lo fundamental en este momento tiene que ver con poder salir de esa parálisis y lograr una toma de conciencia calma y clara .

Es importante contar con información precisa sobre el tema ya que

es la única que nos permite ocupar un lugar discriminado entre la paranoia-que a veces refleja nuestros propios sentimientos de vulnerabilidad, y no la peligrosidad objetiva del enemigo externo-,y la negación a modo de «todos inventos, siempre hubo, es una maniobra» que más puede tener que ver un con una defensa omnipotente o la equívoca certeza de que controlamos todo lo que nos pasa en nuestras vidas….hasta que la vida nos demuestra lo contrario.

Hay que cuidarse y cuidar al prójimo.

Intentar no privilegiar objetivos personales y egoístas por sobre los grupales, por ej. tomando indiscriminadamente antivirales ya que de su uso desafortunado puede derivar una mutación del virus que nos complicaría a todos.

La gripe A H1N1 es una afección que  no hace muchas distinciones de edad, ni condición social, ella “no discrimina”, a esta altura  es  de todos (la hayamos padecido o no) y de la que entre todos debemos cuidarnos, ya que las consecuencias las viviremos también todos.

Respetemos y hagamos respetar las normas de higiene y cuidado, no escondamos síntomas por temor a ser discriminados o para no perdernos algún evento importante.

Estamos llamados a un gesto humano y cívico: esta vez nosotros somos los propios AGENTES de SALUD, al acoplarnos con los hábitos sugeridos para funcionar de «stoppers» de la, hoy innegable pandemia.

El alerta temprano, la prevención y el tratamiento son capaces de  modificar cualquier estadística.

Lic. Paula Mayorga y Lic. María Cecilia Bodon
Coordinadoras