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La bipolaridad

La bipolaridad.

La bipolaridad es un trastorno mental que padecen algunas personas a los que antiguamente se los llamaba pacientes maníaco- depresivos. Estas denominaciones hacen alusión a los cambios del estado de ánimo. Estas alternancias pueden variar en su intensidad y también en su duración.

Cuando una persona atraviesa un período maníaco, está exultante de energía, se lleva el mundo por delante, es exagerado en sus reacciones (puede ser altamente irritable), se siente muy potente, optimista, seguro (por lo que puede ser muy desafiante, o temerario). No es raro que los notemos desordenados en el pensamiento, o confusos en su discurso. Toda esta energía irrefrenable los puede llevar a ser sumamente impulsivos (hipersexuales, a veces promiscuos, hacer grandes gastos de dinero) ya que no pueden detenerse a medir las consecuencias. Por eso – sin ser psicóticos- se observa cierta distorsión de la realidad. La fase maníaca tiene un gran impacto en los vínculos personales, empeorándolos. Cuando el paciente mejora se siente muy avergonzado por ello.

Si la intensidad de esta fase maníaca no es tanta, hablamos de hipomanía.

Durante los episodios depresivos, la persona va a presentar los síntomas de un cuadro depresivo. Se siente triste, desesperanzado, falto de energía. Presentará alteraciones del sueño (insomnio, o hipersomnia).

Lo que antes les interesaba ya no los motiva. Tal vez sigan funcionando pero mecánicamente (anhedonia = imposibilidad de experimentar placer). La depresión impacta en la autoestima: se sienten poco, culpables, inútiles. Es importante saber que – debido a su gran angustia o tristeza- pueden llegar a cometer suicidio. (Durante la manía pueden lastimarse pero por no medir riesgos).

Existen varios subtipos de bipolaridad, e incluso una forma mixta, en la que el paciente se siente deprimido pero muy ansioso e inquieto.

No se puede aseverar con exactitud si el origen de la bipolaridad es ambiental o se debe a factores genéticos, pero seguramente respondan a ambas variables combinadas.

Tenemos que recordar que las personas que la padecen están sujetas a la influencia de esta alteración química a nivel cerebral. No debemos minimizar este impacto sobre su estado anímico. Muchas veces se les exige que estén tranquilas como si fuera una cuestión que dependiera de su voluntad. Lo mismo ocurre respecto de la depresión “vamos, como vas a estar triste con todo lo bueno que tenés”. No se trata de que no valoran lo que tienen, la depresión es una enfermedad que les impide disfrutarlo.

Los cambios de humor pueden durar semanas o meses. Es un trastorno que debe ser tratado de manera combinada: medicación y psicoterapia. Reviste cierta dificultad que durante la fase maníaca el paciente acepte la medicación (justamente porque se siente exultante y no tiene gran capacidad autocrítica), en cambio durante la depresión le es muy difícil habitarse.

Por último recordar que no hay “bipolares”, sino que detrás de la bipolaridad hay una persona que intenta – como todos nosotros- llevar la vida adelante, y que su química cerebral le agrega un obstáculo con el que lidiar.

Lic. Pole Mayorga